lunes, noviembre 6

Dilemas de Salvador

Dilemas de Salvador

Narrador:
_ Salvador Díaz llega a su casa excitado esa noche, pálido y con expresión desorientada, en el trayecto de regreso al hogar al pasar por un rincón oscuro se le muestra una extraña aparición, un ángel le anuncia de manera seca y escueta que mañana es el día de su muerte.


(Aparece Salvador, entrando en una sala, un sillón, una mesa de centro, un escritorio con lampara y silla, unos cuadros en la pared. Salvador vestido de traje, corbata, sombrero y gabardina, pálido, transpirado, melancólico y dudativo, dando tumbos de ebriedad de dudas con la cabeza gacha entra en la sala)

Salvador:
_ Habrá sido cierto lo que vi en mi camino, o tal vez lo alucine? ¿Si no es así? ¿Moriré mañana?...
(Divagando, se lleva la mano a la cabeza, se sienta en el sillón)
¿Sera cierto? ¿Moriré mañana?
Cuantas cosas pasan por mi mente, ¿Dios me llevara a su lado?, ¿El Paraíso existe?. El ángel que anuncio mi muerte, ¿Es mensajero de Dios? Dios quiere que haga algo antes de emprender el viaje. ¿Que sera de mis Hijos el día que yo no este?, ¡Mis hijos!, ¡Mis hijos!,
¿Lloraran el día de mi entierro?.
Cuanto los extraño, sino no hubiese jugado con sus destinos, tal ves estarían a mi lado, podría verlos seguido y compartir alguna tarde con ellos.
¿Cuándo tuve que andar para poder entender y ver mis errores?. Era tan simple como quererlos, apoyarlos y darle un poco de mi voluntad para que fueran creciendo. Si parece que fue ayer cuando en mi soledad me cuestione sobre vocaciones, un día de tropiezo a mi mente apareció una duda. ¿Las vocaciones nacen o se hacen?. Que tarde era para preguntar, ya hoy mis hijos hombres con sus destinos y un dolor terrible por un padre que no supo apoyar. Si pienso que para entender tuve que ir hablar con Psicólogos, Sacerdotes, Profesores, cada cual con su respuesta, uno que esta en la Psiquis, otro que esta en Dios, el profesor algo mas elocuente me dijo: “Las vocaciones nacen y se hacen”, recuerdo un sociólogo, hoy famoso escritor, que tras la respuesta a la misma duda, se fue al latín y partió del Vocablo Educación, que viene de la palabra educere que significa sacar de adentro o extraer, entonces esto es deducir, arrancar algo hacia afuera, o sea esto de educar no era aplastar, inculcar ni reprimir, ¿El propósito de educar era liberar el interior del hombre?. Cuantas veces mis hijos me mostraron su interior, yo quiero ser esto, yo quiero hacer aquello, y yo, solo como evaluador mercantil, si haces esto te mueres de hambre, si haces aquello que es inferior a tu padre, tú lo deshonras. Siempre fui un padre castrador, castrador... y en cada castración un llanto y dolor producía en cada uno de ellos, un día Juan el mayor, me dijo: _Padre abandono tu hogar, no te necesito, soy todo un hombre y mi destino lo rijo yo. Pero que era su destino, ¿La sombra de mis incomprenciones? Si tanto me amo y agradeció la vida que le di, esa tarde con la misma pasión me dijo adiós.
Chochi, el menor una vez iba elegante a un cumpleaños, al salir de casa se tropezó y cayo, salgo colérico, le reto y fustigo diciendo sin querer hirientes palabras, sobre lo torpe que era, lo caro que costaba la ropa, hasta le dije guevón, me miro con ojos de llanto y absorbido en un enojo se encerró en su dormitorio, sin salir en toda la tarde, cuando lo vi nuevamente su rostro había cambiado, le quise expresar una disculpa ofreciéndole leche con maicena que tanto le gustaba, acepto a regañadientes pero de ese día su mirada hacia mi no era feliz, si hasta enojo me mostraba.
¡Hay señor, cuantas cosas malas yo he hecho!. Si mañana muero, ¿mis hijos lloraran por mí?.

Narrador:
El silencio entro poco a poco en el alma de Salvador, a la noche le seguía la mañana y en descansada espera un hombre aguardaba su compromiso con la muerte.

(Se apagan las luces) Fin

Atilano

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