Poemas de Primavera

Es bella la poesía,

siempre y cuando

corra por la sangre

y llegue al corazón antes que al cerebro...


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El olvido se queda enredado en la miel de una flor...

Mis dedos impregnados de ella,
dulces y suaves,
pegajosos de su néctar,
ya no podían ir muy lejos.

Las esperanza la traía en besos,
en las cimas de sus cordilleras,
las cuales escalaba sin apuro,
pues colocar banderas ahí,
era un arduo trabajo,
y el premio,
su alimento que brotaba de ellas,
que irrigando mi valle,
trasformaba una piel de poros y sudores,
que lavaba tendido al sol de primavera,
al lento correr de una bola de nieves,
que navegando en mi cuerpo,
cicatrizaba las heridas de las galernas,
que cayeron como duras laceraciones,
en las tormentas del invierno pasado.


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Microbio

Un microbio, me siento frente a ti,
pequeño, pequeñisimo,
que se mezcla en una lagrima
nacida del fondo de la tierra,
que apareció de la gota más pura,
de la fusión de nieves al sol de primavera,
y se prende en tu cabello azabache,
se desliza por el resfalin de tu frente,
se mezcla con la fiebre que te toca
y navega sin vergüenza por tu sangre,
inundando tu corazón,
y purificado en tu amorosidad,
se adentra en los confines de tu alma,
siendo un ladrón trasnochado,
un invitado de piedra en ella,
que tomo de la mano
y la traigo a mi nube;
ahí tendidos, desnudados de complejos,
mis dedos escriben en tu piel,
y tú te transformas en una hembra de magias,
que me llena de caricias,
que me busca en la fusión.
Te transformas en bahía,
y pides que fije el ancla de mi velero,
en el fondo de ella.
Ahí firme y seguro,
tengo paciencia y nado en tu mar;
las sales que posee,
las tomo para mí,
me alimento con ellas
y curo las heridas que rasguñaban mi conciencia,
bebiendo las gotas del manantial de tu vida
que esta primavera le regalas a mi corazón.


Atilano