viernes, febrero 2

Desde La Ciudad De Los Cesares

Desde la Ciudad de los Cesares

Yo que estuve en el lugar donde nacen las aguas,
Donde se siente la piel de Dios en las grietas de los hielos,
Donde dejo mis lentes cuidando cristales de cuarzo que no puedo llevar,
Donde los hielos truenan cuando se rompen en las montañas,
Donde el miedo me acompaña en esta inmensidad,
La laguna descansa esperando las nuevas aguas
Y el glaciar en cincuenta años solo sera el recuerdo
De su sinfonía de reconvertirse al sol.
Donde el Huemul nos pregunta
Desde un letrero en la huella si lo conocerán nuestros hijos,
Donde esta Tierra progresa,
Te hacen carreteras de hormigón a Cerro Castillo,
Los lugareños se detienen contigo y comparten un sorbo de vino,
Donde aun se pueden atrapar los peces con las manos,
Donde aun nos sorprenden las tormentas eléctricas de verano,
Donde los truenos y relámpagos son nuestros bienvenidos a la cena,
Donde caminar esquivando los rayos se hace sin saber teorías cuánticas,
Donde hacer regalos de mil dólares solo forma parte de la utopía,
Donde los tallarines de los Patricios
Tienen sabor a fiesta de vino, tomates, pepinos y cilantro,
Donde la muerte de chanchos ronda en veinte puñaladas erradas,
Donde los lugares son sentimientos de montaña y de lagos,
Donde Dios me acompaña en negocios equivocados,
Donde la risa ronda en un escenario de mofas,
Donde el moño que adorna la mujer que quiero
Se duerme pensando en mi presencia,
Y el demonio que me ronda festeja lo que yo creo que es mío,
Donde abrir la llave se nace en aguas turbias,
Porque el diluvio nos ataca y la sangre se duerme en la Ciudad de los Cesares
Al ritmo de algunos vasos de whisky,
Música de guitarra y las palabras generosas de mis amigos.

Atilano

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