martes, enero 6

Poeta Atilano, le Contesta a Zaratustra

Poeta Atilano, le Contesta a Zaratustra

Zaratustra:

Los poetas

“Desde que conozco mejor el cuerpo --dijo Zaratustra a uno de sus discípulos--, el espíritu no es para mi sino una forma de expresarse, y lo “imperecedero” no es tampoco otra cosa que un símbolo.” “Ya te he oído decir eso en otro momento –contesto el discípulo--; pero entonces añadiste que los poetas mienten demasiado. ¿Por qué dijiste eso?” “¿Que por qué?—dijo Zaratustra--. ¿Me preguntas el porqué? Yo no soy de esos a quienes se les puede preguntar su porque. ¿Crees que mi experiencia data de ayer? Hace mucho tiempo que vengo experimentando las razones de mis opiniones. Si tuviera que llevar a cuestas todas mis razones necesitaría una memoria del tamaño de un tonel. Bastante tengo con retener solo mis opiniones, y más de un pájaro se me ha ido volando. También me he encontrado a veces alguna paloma en mi palomar, que llego allí volando, y que se echó a temblar cuando le puse la mano encima. ¿Qué te dijo Zaratustra aquel día, que los poetas mienten demasiado? Pues Zaratustra es poeta también. ¿Crees, entonces, que en ese momento te estaba diciendo la verdad? ¿Por qué lo crees?” El discípulo contesto: “Yo creo en Zaratustra.” Éste meneo la cabeza y se sonrió. “A mí no me atonta la fe –señalo--, y menos aún la fe en mí mismo. Pero si alguien, con toda seriedad, afirmara que los poetas mentimos demasiado, tendría razón: nosotros mentimos demasiado. Por otra parte, sabemos muy pocas cosas y aprendemos mal; ésa es la razón de que tengamos que mentir. ¿Quién de nosotros, los poetas, no ha adulterado su vino? En nuestras bodegas se han preparado más de un brebaje venenoso; en ellas se han hecho cosas que no se podrían ni describir. Como sabemos poco, amamos con todo nuestro corazón a los pobres de espíritu; sobre todo cuando se trata de mujeres jóvenes. Nos apasiona, incluso, lo que cuentan las viejas por la noche. Decimos que es lo “eterno femenino” que hay en nosotros. Y como si existiera una vía secreta para llegar al saber, que estuviese vedada a quienes aprenden algo, creemos en el pueblo y su “sabiduría”. Los poetas creen también que si alguien se tiende sobre la hierba o en una ladera solitaria y aguza el oído, puede llegar a saber algo de lo que pasa entre el cielo y la Tierra. Y cuando se ponen emocionalmente tiernos creen que la propia naturaleza se ha enamorado de ellos, y que se acerca furtivamente a sus oídos para susurrarle dulces secretos y amorosas alabanzas. Se jactan de esto ante cualquier mortal. ¡Ay, cuántas cosas existen entre el cielo y la Tierra que sólo los poetas se permiten soñar! ¡Sobre todo en el cielo! Pues todos los dioses, sin excepción, son símbolos y ficciones creados por los poetas.
Realmente, siempre nos hemos sentido atraídos por las regiones de las nubes, y sobre ellas hemos colocado nuestros monigotes multicolores, y les hemos dado el nombre de dioses y de superhombres. Y es que esos dioses y superhombres pesan tan sumamente poco que pueden tener a las nubes por asiento. ¡Que harto estoy de los poetas!”
Cuando Zaratustra dijo todo esto, su discípulo se sintió molesto con él, pero guardo silencio. También Zaratustra se quedo callado; sus ojos se habían vuelto hacia el interior, como si miraran hacia un lugar alejado. Por fin suspiró y respiró hondo. “Pertenezco al presente y al pasado –dijo después--; pero hay en mi algo que pertenece al mañana, al pasado mañana y al futuro. Estoy harto de los poetas, de los antiguos y de los modernos; todos me parecen superficiales, unos mares con poca profundidad. No han pensado con suficiente hondura: por eso su sentimiento se sumergió hasta tocar fondo. La mejor de sus reflexiones no ha pasado de ser un poco de voluptuosidad y otro poco de aburrimiento. Los sones de sus arpas me parecen fantasmas fugitivos. ¡Qué han sabido ellos hasta ahora de los sonidos ardientes! Tampoco me parecen lo bastante limpios; todos ellos enturbian sus aguas para hacer que den la sensación de profundidad. Les encanta hacer de conciliadores; para mí, son gente dada al eclectisismo y a las medias tintas, seres enredadores. ¡Cuantas veces no habré echado yo mi red en sus mares tratando de pescar buenos peces, pero siempre saque la cabeza de algún dios antiguo! Sólo una piedra le dio el mar al hambriento, y no hay duda de que los poetas provienen del mar. Es cierto que a veces hay piedras dentro de ellos, pero eso hace que se asemejen más a los duros crustáceos. Con frecuencia encontró en ellos lodo salado en lugar de alma. También coipiaron del mar la vanidad. ¿No es el mar el más vanidoso de los pavos reales? Hasta delante del más horrible de los búfalos abra abanico de su cola, sin cansarse nunca de enseñar sus encajes de plata y seda. El búfalo lo mira con aire ceñudo, pues su alma prefiere la arena, y más aún los matorrales frondosos, aunque la ciénaga colma todas sus apetencias. ¿Qué le importan a él la belleza, el mar y los adornos del pavo real? Esta parábola va por los poetas. Sí, su espíritu es el pavo real de os pavos reales, un mar de soberbia. El espíritu del poeta ansía espectadores, aunque sean búfalos. Pero yo ya estoy harto de ese espíritu, y creo que llegara un día en que él se cansara de sí mismo. Y he visto yo poetas que habían cambiado y que habían vuelto su mirada hacia ellos mismos. He visto venir penitentes del espíritu, surgidos de los propios poetas.”
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Así habló Zaratustra

De Así Habló Zaratustra
Friedrich Nietzsche


Poeta Atilano:

_Oye Zaratustra; además de ser poeta y que lidias seguido con tu propio espíritu, dicen que sabes volar; me cuentas un día?

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He escuchado en una cueva donde vives en una montaña; que cuando decías Del Leer y Escribir, referenciastes de aplastar el espirítu de la pesadez, entonces aprendistes a caminar, te dejaste correr y aprendiste a volar; sin ya esperar a que te empujen para moverte de un sitio; pues reconoces que dios baila a través de tí, eres ligero, vuelas y te ves debajo de tí... Así que dando aún más clases sobre tu capacidad de volar, al dar notas Del espíritu de la Pesadez, dijiste que quien quiere sentirse ligero como los pájaros, cada uno debe amarse a sí mismo; y así lo enseñaste, como un aflojarse la correa invisible de la dote silenciosa y ajena, de una carga de hacer bien y hacer mal, en la voces que ocultan el reconocerse a sí mismo; luego tú ya reconocido y en el aire, dando muestras En de los Grandes Acontecimientos, radicado en Islas Felices; cuando un barco andaba entre aquellas aguas, pasates volando a la Isla del Volcan, a enfrentar al Perro de Fuego, que habita en lo profundo; y que humillado despues de dialogar contigo se sintió apocado cuando el en su reducto cuida el corazón de la Tierra que es de oro; y luego de regreso a los dialogos de los marineros que te vieron volar, solo recordaste del caminante y su sombra; dejando la duda que aquel que volo solo era tú sombra; tu sombra del exceso de amarte a tí mismo...

Aunque sabes Zaratustra; tu no sabes de Alcino; el también voló, pero con plumas nacidas al alero de una joroba, aparecida en un accidente al querer volar; e igual que tú, cuando lo hizo el cantóo; porque en todo canto siempre hay felicidad en el espíritu...

Sabes Zaratustra; transcribire tus textos que señale; así tal vez quien lea esto, comprenda diferente o igual que yo...

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Zaratustra:

Del Leer y Escribir

"De todo lo escrito, sólo aprecio lo que uno a escrito con su sangre. Escribe con sangre y sabrás que la sangre es espíritu.
Harto difícil es entender la sangre ajena; odio a los que matan el tiempo leyendo.
Quien conoce al lector ya no hace más nada por él. Cuando haya transcurrido un siglo más de lectores, el espíritu empezará a heder.
El que todo el mundo tenga una oportunidad de aprender a leer, arruina a la larga no sólo las plumas, sino también los pensamientos.
En un tiempo el espíritu fue Dios, luego se hizo hombre, y ahora hasta se ha hecho plebe.
Quien escribe con sangre, y escribe sentencias, no ha de ser leído, sino aprendido de memoria.
En la montaña, el camino más corto es de cima en cima; pero para eso hay que tener piernas largas. Las sentencias han de ser cimas; y aquellos a quienes van dirigidas, hombres de talla elevada.
El aire enrarecido y diáfano, el peligro en acecho y el espíritu lleno de alegre malicia... ¡dígase si es magnífica la combinación!
Busco la compañía de trasgos, pues soy valiente. El valor que ahuyenta los fantasmas se procura trasgos; pues el valor quiere reír.
Ya no tengo nada en común con vosotros; esta nube que veo debajo de mí, esta lobreguez y pesadez de que me río --he aquí el nubarrón del que se descargará vuestra tormenta.
Vosotros miraís hacia arriba cuando ansiáis elevaros; yo miro hacia abajo, pues estoy elevado.
¿Cuál de vosotros puede reír y estar elevado al mismo tiempo?
Quien escala las más altas cimas se ríe de todas las tragedias, reales o ficticias.
Impávidos, burlones y violentos nos quiere nuestra sabiduría; es mujer y ama sólo a los guerreros.
Decís: "La vida es una carga muy pesada". Pero ¿para qué tenéis a la mañana vuestro orgullo y a la noche vuestra resignación?
La vida es una carga pesada, ¡vamos, nada se sentimentalismos! Todos somos unos burros y burras mansitos y sufridos.
¿Qué tenemos en común nosotros con el botón de rosa que tiembla porque ha caído en él una gota de rocío?
La verdad es que amamos la vida, no porque estemos acostumbrados a la vida, sino porque estamos acostumbrados al amor.
Hay siempre un poco de locura en el amor. Mas también hay siempre un poco de razón en la locura.
Y yo,que soy amigo de la vida, opino que las mariposas, las pompas de jabón y los hombres de naturaleza afín son los que mejor conocen la felicidad.
Viendo revolotear a esas ágiles y delicadas almas locuelas, llora y canta Zaratustra.
Yo sólo creería en un dios que supiera bailar.
Y cuando vi a mi diablo, lo encontré grave, serio, profundo y solemne --era el espíritu de la pesadez; a través de él caen todas las cosas.
No la ira, sino la risa, mata. ¡Ea! ¡Aplastemos el espíritu de la pesadez!
He aprendido a caminar; desde entonces "me dejo correr". He aprendido a volar; desde entonces no espero a que me empujen para moverme del sitio.
Ahora soy ligero; ahora vuelo; ahora me veo debajo de mí; ahora un dios baila a través de mí."

Así habló Zaratustra

De Primera Parte
Los Discursos de Zaratustra




Poeta Atilano:


Zaratustra; ¿juguemos a cambiar las palabras? sino te gustan, sé bien no te puedes defender, pero alguién que te ame, lo puede hacer en tu nombre... Lo más seguro que sea un hombre de tu naturaleza afín, alguno de talla elevada, que este sobre un manto lobrego y pesado, y además transite en algunos cortos ratos entre el amor, la razón y la locura...

tu dices cuando inicias del leer y escribir;
De todo lo escrito, sólo aprecio lo que uno a escrito con su sangre. Escribe con sangre y sabrás que la sangre es espíritu.
Harto difícil es entender la sangre ajena; odio a los que matan el tiempo leyendo.
Quien conoce al lector ya no hace más nada por él. Cuando haya transcurrido un siglo más de lectores, el espíritu empezará a heder.

Dices que odias a quienes matan su tiempo leyendo, pero antes dices de todo lo escrito, que solo aprecias lo que uno a escrito con su sangre, y animas a que cada quién escriba con su sangre, para conocer al espíritu que reina dentro de cada cual, y luego dices que es harto difícil entender la sangre ajena... no se me ocurre pensar a que texto te refieres en especial, o solo son frases al voleo... pero sé que cada quien escribe de cada cual, como Zaratustra escribió de sí desde su elevado punto donde estaba, pero me parece que solo leía de su espíritu y la sangre de su espíritu, que estaba en guerra personal con sí mismo, cuando ya pudo volar, pues conocía de sí, queriendo negar otra escritura anterior, en que seguro el mató su tiempo leyendo, cuando esa sangre ajena con que estaba escrita empezo a heder y se le hizo difícil de entender, dejandola toda bajo sus narices en una oscuridad y pesadez, que luego cuando ya dices que quien conoce al lector ya no hace nada más por él; salvo hacer lo que tu has intentado desde tu elevada altura, allá por la cimas, que a sido mostrar un nuevo baile, donde tú y un dios a escala tuya, se han lanzado a volar...

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Retomo otras frases Zaratustra, a ver que interpreto con ellas...
El que todo el mundo tenga una oportunidad de aprender a leer, arruina a la larga no sólo las plumas, sino también los pensamientos.
En un tiempo el espíritu fue Dios, luego se hizo hombre, y ahora hasta se ha hecho plebe.
Quien escribe con sangre, y escribe sentencias, no ha de ser leído, sino aprendido de memoria.

Si alguien no sabe leer, o no sabe interpretar imagenes de letras que luego dan un todo de un concepto, que lee entonces Zaratustra; imagino leera la naturaleza, el ritmo de las estaciones, el pasar de las nubes, el canto de su propio pensar que solo transita en un mundo intimo; imagino que eso sería perfecto en un espacio solitario o muy de pocos donde se pudieran compartir esas imagenes con solo lenguaje de voz; acaso acusas que algún libro modifico los pensamientos de lo hombres cuando el espíritu de dios se hizo hombre y se pasó a la plebe que leyó las verdades de un dios dejadas en un libro?... luego pasas a un inconcluso de quien escribe con sangre, y escribe sentencias, no ha ser leído, sino aprendido de memoria; si yo escribo mis sentencias con sangre, no es para que me aprendan, menos de memoria, sino que la memoria se reordene, cuando ocupo en una letra la sangre de Matria, pero no te aburro con ella, que luego ya la llamas "la ligera", y que para nuestra mala suerte Zaratustra no la ves ahora despues de acumulado el hedor de más de cien años desde que así hablo Zaratustra; y si alguién escribe sus sentencias, no es para que sean leidas; (sí ahora te entiendo) sino para que sean retenidas en la memoria haber si se le quita luego en algo el hedor...

...



Mientras leo y releo tus letras del leer y escribir, admiro lo profundo de tus sentencias, quizas no lo exacto, pues ni Zaratustra lo puede ser, aunque quien no ha buscado un ser paralelo el cual agilice su andar, o como tu dices lo haga volar y vislumbrar desde una altura que le ha entregado, que todo pase por uno, o pase por si mismo,en la aceptación de un credo en que comulgue su eternidad de amor; cuando señalas que: Hay siempre un poco de locura en el amor. Mas también hay siempre un poco de razón en la locura. Se me da por pensar que amor y razón son los mismo, cuando se desea implantar una perpetuidad de un ser; que bien también puede estar loco; aunque tu te reconoces loco en alguna letra más adelante, para poder anular el espirítu de la pesadez, siendo tú Zaratustra en tu lado inverso, un profesor de estudiantes de locura, entonces no lo estás, solo te haces para hacer que tu razón de amor, lidiada con un diablo que de pesado negaba la felicidad y un dios que no sabia bailar por llevarnos en una carga pesada, hacernos burros y burras mansitos y sufridos, que de mañana muy orgullosos y de tarde muy resignados; como metaforizando la juventud y la ancianidad...


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Zaratustra:



Del Espíritu de la Pesadez

I

"Yo hablo como habla el pueblo; demasiado rudo y llano es mi lenguaje para los señorones. Y aún más ajeno es mi verbo a todos los chupatintas.
Mi mano --es una mano de orate; ¡ay de todas las mesas y paredes y de cuanto se presta para cubrirse con dibujos y pintarrajos de orate!
Mi pie -- es un pie de mil demonios; con él ando a campo traviesa como alma que lleva el diablo.
Mi estómago --¿será estómago de águila? Pues le gusta más que nada la carne de cordero. Es, en todo caso, un estómago de ave.
¡Cómo no ha de haber en mí algo de pájaro, como que me alimento con cosas inocentes y poco y siempre estoy impaciente por volar, irme volando!
Y sobre todo es cosa de pájaro mi hostilidad al espíritu de la pesadez --¡hostilidad enconada, acérrima, primordial! ¡Si habrá volado y se habrá extraviado, volando ya, mi hostilidad!
Esto sería una larga historia --y bien que la cuento, aunque estoy solo en casa desierta y tengo que contármela a mí mismo."

Así habló Zaratustra
de Tercera Parte



Poeta Atilano



Oiga Zaratustra, antes que se largue con su pergamino de palabras rudas y llanas, todas sacaditas de vulgo con su segunda parte, de eso de quitarse la pesadez, eso del espíritu de la pesadez; su estómago de aguila me recordó a mi psiquiatra, la cual encuentro la más bella águila, y siempre que le veo, le piropeo sobre lo bien que se ve su pinacho, y ella sonrie; y luego yo le digo que soy un cóndor que solo carroñeo, en cambio a ella le gusta así la carne calentita y fresquita, hasta algo le escribí a ella sobre ello, pero luego sera momento de mostrar; ahora es tiempo de continuar con la segunda parte, aunque creo que sus manos han tocado mucho las de orates, por eso sabe tanto de dibujos y pintarrajos, sus pies han escalado cerros y han corrido con mil demonios como alma que lleva el diablo a campo travieza por la pradera, y luego así de exausto se ha dejado caer mirando el cielo, y ahí ha visto las aguilas que planean armoniosas y silenciosas, con un estomago resusitando de la fatiga y queriendo ser nuevo; con semejante visión quien no quisiera ser ellas para poder estar en su lugar, y mirar con los ojos de ellas todo lo que aqui abajo sucede, como hasta ver al niño Zaratustra que las contempla y más aún les roba su vuelo con su pensamiento; pero bueno; siga contandoselo a usted mismo que deseo saber de que trata la segunda parte en este rincón en que le observo...

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Zaratustra:



Del Espíritu de la Pesadez

II

"Quien un día enseñe a volar a los hombres, habrá desplazado todos los mojones; los mojones mismos volarán. Rebautizará la tierra con el nombre de "La Ligera".
El avestruz corre más ligero que el caballo más ligero, pero aún él mete la cabeza pesadamente en tierra pesada; así también el hombre que aún no sabe volar.
Pesada se le antoja la tierra y la vida; ¡y así lo quiere el espíritu de la pesadez! Quien quiere volverse ligero, como los pájaros, debe amarse a sí mismo --así lo enseño yo.
¡Claro que no con el amor de los enfermos y morbosos, pues en el caso de éstos aun el amor propio envilece!
Hay que aprender a amarse a sí mismo --así lo enseño yo-- con un amor sano y santo, para que el hombre se soporte a sí mismo y no ande sin rumbo.
Tal andar por ahí se llama "amor al prójimo"; con palabra alguna se ha mentido y fingido tanto como con ésta. sobre todo de parte de gentes que resultan enfadosas a todo el mundo.
Y a fe mía que aprender a amarse así mismo no es un precepto para hoy y mañana. No existe arte más sutil, más hábil, más perfecto, más paciente.
Pues a quien posee algo, le esta bien oculto todo lo que posee; y de todos los tesoros el propio es el último es ser alumbrado. Así lo dispone el espíritu de la pesadez.
No bien nacidos, ya se nos dota de palabras y valores de peso: el "bien" y el "mal" se llama esta dote. Por ella se nos perdona el que vivamos.
Y dejan a los niños que vengan a otros, para evitar a tiempo que se amen a sí mismos; así lo dispone el espíritu de la pesadez.
Y nosotros llevamos mansamente a cuestas, cuesta arriba y cuesta abajo, lo que se nos carga sobre los hombros. Y cuando sudamos, se nos dice: "¡Ah, sí; la vida es una carga pesada!"
¡Sin embargo, sólo el hombre es para sí mismo una carga pesada! Y es que lleva a cuestas demasiadas cosas ajenas. Cual el camello, se arodilla él y se deja cargar.
Máxime el hombre fuerte y reverente carga con demasiadas palabras y valores ajenos --¡y entonces la vida se le aparece como un desierto!
¡Y también no pocas cosas propias son una carga pesada! Muchas interioridades del hombre son como la ostra, esto es, repugnantes y escurridizas y difíciles de asir,--
--así que tiene que interceder un caparzón noble y vistoso. ¡Pero también el tener un caparazón y hermosa apariencia exterior y prudente ceguera, es un arte que hay que aprender!
Engaña también no pocas veces sobre el hombre, el que más de un caparazón es pobre y gris y demasiado caparazón. Mucha bondad y fuerza reconditas pasan inadvertidas; ¡las más deliciosas exquisiteces no encuentran quien las saboree!
Bien lo saben las mujeres más exquisitas: un poco más graso, un poco más magro ---¡oh, cuánta fatalidad hay en tan poco!
El hombre es difícil de descubrir, sobre todo por parte de sí mismo; muchas veces el espíritu miente acerca del alma. Así lo dispone el espíritu de la pesadez.
Mas se ha descubierto a sí mismo el que dice: "He aquí mi bien y mal"; así acalla al topo y enano que dice: "Bien de todos, mal de todos".
No me gustan tampoco aquellos para los que todas las cosas son buenas y éste es el mejor de los mundos. Se me antojan gentes que se conforman con cualquier cosa.
¡La conformidad fácil que sabe saborearlo todo no es el mejor gusto! Yo honro a las lenguas y estómagos quisquillosos y difíciles de contentar, que han aprendido a decir "yo" y "si" y "no". ¡Tragarlo y digeririlo todo es propio de cerdos!
El mío es un gusto dado al amarillo intenso y al rojo subido --un gusto que mezcla sangre a todos los colores. El que blanquea su casa me revela un alma blanqueada.
Hay quienes se enamoran de momias y quienes de fantasmas, unos y otros enemigos por igual de toda carne y sangre --¡oh, el asco que me dan! Pues amo la sangre.
Y no quisiera morar allí donde escupe todo el mundo. He aquí mi gusto. Preferiría hasta vivir entre ladrones y perjuros. Nadie lleva oro en la boca.
Pero aún más me repugnan todos los adulones; y la especie humana más repugnante que he encontrado, la he bautizado con el nombre de parásito --es la que no quiere amar, pero que procura vivir del amor.
Desdichados les llamo a todos los que tienen que elegir entre hacerse fieras malignas o domadores malignos de fieras; no estaría dispuesto a vivir entre ellos.
Desdichados les llamo también a los que siempre tienen que esperar; me repugnan esos publicanos y mercaderes y reyes y todos los de su laya.
Por cierto que yo también he aprendido a esperar, y a fondo --pero sólo a esperarme a mí mismo. Y por sobre todas las cosas he aprendido a estar de pie y caminar y saltar y trepar y bailar.
He aquí lo que enseño: ¡Quién quiera aprender un día a volar, tiene que aprender primero a estar de pie y caminar y correr y trepar y bailar, que el volar no es presa que se caza al vuelo.
He aprendido a subir por escalas de cuerda a más de una ventana; con piernas ágiles me he trepado a altos mástiles. Gozaba yo de estar encaramado en altos mástiles del conocimiento:--
--del llamear cual llamitas en altos mástiles: ¡luz humilde, pero gran consuelo para navegantes desviados de su rumbo y náufragos!
Por muchos caminos y modos he llegado a mi verdad; no por una sola escalera he subido a la altura donde mi mirada recorre el mundo.
De mal grado preguntaba por caminos; ¡esto siempre me ha repugnado! Prefería preguntar y ensayar los caminos mismos.
Todo mi caminar ha sido un ensayar y preguntar; ¡y contestar a tales preguntas también hay que aprender! ¡He aquí mi gusto!
No es bueno ni malo; pero es el mío, del que ya no me avergüenzo y que ya no es oculto.
"Este es mi camino --¿cuál es el vuestro?" --así contestaba yo a los que me preguntaban "por el camino". ¡Pues el camino no existe!

Asi habló Zaratustra.
de Tercera Parte



Poeta Atilano:


Cuanta repugnancia has tolerado Zaratustra, antes de exponerlas todas aquí, para alivianar tu propio espíritu de pesadez; las he visto caer como una roca en el agua, horizontalmente y con velocidad, haciendo muchos saltos, antes de penetrar totalmente hacia su profundidad... de a ratos te leo con mucho resentimiento y hasta veo dolor, aunque yo sé que tu no sufres; y soy un parásito más, que más de una vez he corrido más rápido que el mejor caballo, y luego igual he puesto mi cabeza en la tierra, como para no ver lo que hay alrededor mío, o quizás sea mi estrategia para entrar en mí mismo, como cuando en la noche entrego mi cabeza a una cabecera y ella se torna al sueño. Ahí sí que debes saber... no me gusta hablar mal de la gente y he aprendido algo como tú, que dices has aprendido mucho; es que cada quien tiene derecho a ser cada quien, como tu a volar, aunque creo que tu volar era un moverse rápido por las noósferas del conocimiendo, andando por los caminos, y luego tomarlos como solo tuyos, desde que te has amado a ti mismo, pero no como enfermo, ni menos morboso, pues tu morbosidad es parecida a la mía, que me adentro por tus letras, como tú por la de todos los conocimientos, aunque has empezado primero solo poniendote de pié y te has enfrentado a ellas, luego has caminado con ella, luego has corrido, has trepado y volado, así como decías de tu mástil, donde has subido de podium a podium, y cada vez con mirada más alta, aunque no lo diría altiva, pues sino ahí tu amor a ti mismo se enfermaría, y entrarías en soberbias, como eso de discriminar a alguién porque pinte su casa de blanco; sino no das que es su propia conformidad y su amor a sí mismo? en cambio si tu eres arcoiris, y vas de amarillos intensos a rojos fuertes, no solo será que gustas de atardeceres y amaneceres?, y haces de la noche tu lugar mejor, de donde observar todo el mundo, entre los papeles de una gran bibloteca, que te permite aprisionar un conocimiento, que si bien es resultado de una verdad, cuando se marcha al alero de esperanzas que nunca llegan y son como un camino que se recorre y no lleva a ninguna parte? acaso tú has vencido la muerte; creo que solo has vencido la gravedad para volar, la gravedad de llevar una orden en el dictamen de personas que se visten de oro, y que luego dicen del amor, solo como banderitas flamenado en el desfile, y luego en el regreso a su hogar la dejan en un basurero... sí... se parecen tanto a los aduladores... pero ese segundo de tener la banderita, mientras pasa la comitiva; no justifica su placer de vivir? si luego dices que esos son valores ajenos y dados por aquellos que esperan, esos que dices son desdichados, los publicanos, los mercaderes, los reyes; que deben esperar a que los camellos cargados, con sus cargas pesadas de cosas ajenas, que luego son sus propias cargas deban estar ahí moviendo sus banderitas, disfrazados de ostras elegantes y pulcras, pero ostras al fín... y quien sabe si eso es su bien o su mal; aunque es bueno suponer que antes de ir la ostra dijo; _yo iré; _sí iré; o el que no fue, dijo; _no iré y no levanto su bandera, no aduló a quien esperaba que llegara; y tal vez estuvo escuchando por ahí; a Así habló Zaratustra y en el sacudirse su propio espiritu de pesadez, dicernió una vez por sí mismo, lo que mejor convenía para sí...

...



Antes se seguir mostrando tus letras Zaratustra, hace no mucho rato hurgueteando entre amontonadas hojas dejadas al abandono, me tropiezo con un texto dirigido a ti; alguno que escribí en respuesta a ese primer mensaje expuesto dirigido a los poetas, y que había contestado casi a las tres semanas despues, y en el de algo antes o despues, quedaron sin mostrártelas, así que ahora dilato más segundos en tu nombre para simbiotisarnos...


Septiembre 24; 2005
Hola Zaratustra:
Llegaron las golondrinas,
me contaron que te enseñaron a volar
para adentrarte en los volcanes y ser aire,
como él que te alimento en la cueva donde hizo vigilia.
Has venido Zaratustra a señalar A Los Poetas,
Dueños de Dios y la Tierra. Has dicho,
Mentirosos, como algún verso tuyo,
total igual eres poeta, así lo has reconocido.
Has entrado al valle, siendo agua nueva,
alimentado de muchas aguas viejas
y vienes con coraza de super hombre,
aunque igual respiras y eres de carne.

Has pasado por aquí, y ya te has ido;
vuelves cuando te llamo y comparto la roca donde estoy contigo;
escucho atento tus palabras y a veces me confundo;
no sé si amas la guerra o la paz?
pero tu ego te hace único y tu imaginación también;
dices cosas que nadie a dicho
y reafirmas cosas que otros dijeron;
y te crees el cuento de ser el mejor.
A veces eres muy sabio y otras muy tonto.
¿Cómo se le ocurre decir que los poetas mienten?
¿Yo te mentiría a ti ahora?
Pero que mentira te puedo contar,
que no descubras que es la verdad de tus propias ideas...

Descansa Zaratustra;
en otro rato... le converso...




Hay quienes se enamoran de momias y quienes de fantasmas, unos y otros enemigos por igual de toda carne y sangre --¡oh, el asco que me dan! Pues amo la sangre.
Y no quisiera morar allí donde escupe todo el mundo. He aquí mi gusto. Preferiría hasta vivir entre ladrones y perjuros. Nadie lleva oro en la boca.


Estas frases Zaratustra se acomodan a preguntarte; ¿Quiénes son las momias y los fantasmas?...
Sin nombrar a ninguno en voz alta, los induzco en voz baja... Quién no mira una estrella y pida sea para ella o él, o su amado o su amada; o ha pensado que en las estrellas estan los hijos de un dios salvador y que tiene un jardín hermoso, hasta lleno de mujeres para sociedades de hombres endurecidos y dueños de todo...

Cuando la momia es figura de amor al pasado y el fantasma es figura de amor a lo que no se puede tocar; si eres tú hombre práctico que todo lo ensayas, hasta pareces un científico de prueba y error, y prueba y error, hasta encontar la solución; esa que te llevo a volar en el conocimiento de saber todo y desechar por la puerta de atrás a las momias y fantasmas, para tu volverte nueva momia y nuevo fantasma, de carne y sangre, que dices tanto amas... entiendo tu sangre fresca como amar el presente... ¿Pero que es un humano si desconoce sus raíces? o ¿Tú has nacido huérfano?... ¿Dónde viste el error que revolucionó tu pensar? ¿Tantas palabras erradas te precedieron? o ¿Solo viste ociosidades vestidas de oro, que más que contribuir a gestar mundos, solo se ocupaban de consolarlos, mientras cobraban dividendos por alimentarlos del consuelo; que en la gran mayoría de los casos, ellos mismos avalaron por responder a identidades particulares y no aún todo que decían representar? Si ellos son así casi perjuros y ladrones, entonces porque desechastes habitar con ellos, si luego dices que con ellos habitarías, ya que ellos son más honestos que los mismos que adoraban momias y fantasmas...
Parece Zaratustra que nada es como es, y a la postre todo es acomodo de palabras... aunque respeto como tú; yo tambien amo mi sangre y mi carne, y sé que ella es tan presente como las letras que te escriben; Aunque, de que vale una sangre y una carne, sino valora la que la precedió y no piensa en una estrella lograda, a enfuerzos de prueba y error, para transmutar a los que continúan.... pudiendo inclusive la estrella lograda, ser solo otro error...

...




Hay que aprender a amarse a sí mismo --así lo enseño yo-- con un amor sano y santo, para que el hombre se soporte a sí mismo y no ande sin rumbo.
Tal andar por ahí se llama "amor al prójimo"; con palabra alguna se ha mentido y fingido tanto como con ésta. sobre todo de parte de gentes que resultan enfadosas a todo el mundo.

Como pueden ser contradictorios amarse a sí mismo, con amar al prójimo, Zaratustra? Porqué amar al prójimo puede ser un andar sin rumbo?
El humano no vive solo, es imposible que sea así; que tú seas un solitario que te entretienes contando las gotas de agua, que se filtran entre las paredes de la cueva en que vives, y ensayas y preguntas, porqué caen más rápido o más lento? porque son limpias o sucias? sí lo haces es porque te amas mucho, dónde esta tú prójimo, ese al que le contaras el resultado de tus hipotesis, sobre la gota de agua en las paredes de la cueva... si yo pienso algo, lógico supongo que se aliviana de mí contandolo, así como tu te alivianas y vuelas contándolo, por aquel nuevo conocimiento adquirido o razonado en el amor a ti mismo... entonces si cuentas algo, no lo haces por el amor al otro que pueda escucharte, o simplemente por al amor a ti mismo de poder decir estoy presente y pude hacer esto o aquello? no será una especie de egoismo? aunque el amor al prójimo implica un sacrificio; tú no quieres sacrificar nada? eso es un momento de debilidad? pero tú tienes hijos? no crees que darías todo por ellos, hasta tu vida si fuese demandada? aunque en mis honestidades mas intimas te digo que me sacrifico yo por un hijo, pero no un hijo por mí, ni menos por otro... aunque quien no quiere responder a un gran padre original, y dar el amor al prójimo por este padre original... pamplinas, eso no lo comparto... aunque si el amor al prójimo pasa por "La Ligera", o pasa por "Matria", y sí mi prójimo es "La Ligera" o "Matria", todos los sacrificios por ella, por mantener su estabilidad, pero en el trabajo de los ordenes geograficos, de los ordenes de estados elementales; y ahí Zaratustra; de seguro el amor a mi mismo, sería extendido en el amor aquel prójimo, que de seguro si estable es; todos los amores a prójimos y todos los amantes de sí mismos tienen una oportunidad de que al menos su posibilidad de pensar, tenga un eco sobre esta existencia...

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Zaratustra:




De Los Grandes Acontecimientos


(El Título de este capítulo fue "del Perro de Fuego" (N. del T.))

Hay en el mar --no lejos de las islas felices de Zaratustra-- una isla donde humea constantemente un volcán. Dice la gente, y dicen todo las viejas, que está colocada a modo de roca delante de la puerta del mundo subterráneo y que a través del volcán conduce a esta puerta un angosto sendero.
En los días en que Zaratustra se hallaba en las islas felices un barco hizo escala en la isla donde se levanta el volcán y la tripulación bajó a tierra a cazar conejos. Y sucedió que hacia la hora del mediodía, cuando el capitán y sus hombres habían vuelto a reunirse, vieron de pronto a un hombre acercarse a ellos volando por los aires y uan voz dijo distintamente: "¡Ha llegado la hora!" Y cuando la aparición estaba más cerca de ellos --pero pasó de largo velozmente cual una sombra, en dirección al volcán-- reconocieron con gran estupor a Zaratustra; pues todos ellos, salvo el capitán, le conocían y le querían como quiere el pueblo, esto es, con un poco de amor y otro poco de respetuosa inhibición.
"¡Vaya! --Exclamó el viejo timonel-- ¡Zaratustra se va al infierno!"
En los mismos días en que ests marinos desembarcaron en la isla del fuego, corrió la voz de que Zaratustra había desaparecido; y cuando se pregunto por él a sus amigos, informaron que en horas de la noche se había embarcado con destino desconocido.
Cundió así la alarma, y al cabo de tres días agregóse a ella el relato de los marinos, afirmando entonces todo el mundo que el diablo se había llevado a Zaratustra. Sus discípulos ciertamente ridiculizaron esta supertición y uno de ellos hasta dijo: "Antes bien creo que Zaratustra se ha llevado al diablo". Pero en el fondo del alma todos ellos estaban embargados por inquietud y añoranza. Así que fue grande su alegría cuando al quinto día Zaratustra se presento entre ellos.
Y he aquí el relato del coloquio de Zaratustra con el perro de fuego: "La tierra --dijo--, tiene una piel y esta piel esta atacada de enfermedades. Una de ellas se llama "hombre".
Y otra enfermedad se llama "perro de fuego"; respecto a éste los hombres han creído muchas mentiras, propias y ajenas.
Para develar este secreto cruce al mar; y vi la verdad desnuda, totalmente desnuda.
Sé ahora que hay del perro de fuego; como también de todos los demonios perversos y subversivos a los que no solamente las viejas tienen miedo.
"¡Sal de tus profundidades, perro de fuego! --llame--, y di cuán profundas son estas profundidades! ¿De dónde proviene lo que tu aliento proyecta hacia arriba?
Bebes copiosamente las aguas del mar; ¡lo revela tu elocuencia salada! ¡para ser un perro de las profundidades, te alimentas demasiado en la superficie!.
Te tengo a lo más por el ventrilocuo de la tierra; y cada vez que oí hablar a demonios perversos y subversivos, los encontre salados, mentirosos y poco profundos, como tú.
¡Entendéis de rugir y oscurecer con cenizas! Sois fanfarrones como no hay otros y maestros en el arte de hervir fango.
Donde vosotros estéis siempre debe haber a mano fango y ha de abundar los fungoso, cavernoso y encajonado ansioso de libertad.
"Libertad" --he aqui lo que más os gusta rugir; pero yo ya no creo en los "grandes acontecimientos" acompñados de mucho clamor y humo.
¡Créeme, amigo baraúnda los acontecimientos más grandes no son nuestras horas más ruidosas, sino nuestras horas más quedas!
No alrededor de los inventores de estrépito nuevo, sino en torno de los inventores de valores nuevos gira el mundo, --silenciosamente.
¡Y confiesa que poco estaba hecho una vez extinguido tu estrépito y disipado tu humo! ¡Qué importa tal ciudad arrasada y tal ídolo derribado al fango!
Y a los derribadores de ídolos les digo aún esto: Es sin duda el colmo de la estupidez arrojar sal al mar e ídolos al fango.
En el fango de vuestro desprecio yace el ídolo; ¡pero su ley es precisamente que del desprecio nace para la nueva vida y nueva belleza palpitante!
Dotado de facciones más divinas resurge, y seduce precisamente por su sufrimiento; ¡y os agradecerá por ahberlo derribado, derribadores!
Y a los reyes y las iglesias y cuanto anda cargado de años y flojo de virtud doy este consejo: "¡Dejáos derribar, para que recobréis la vida y os recobre la virtud!"
Así hablaba yo al perro de fuego, cuando me interrumpió preguntando con brusquedad: "¿La Iglesia? ¿qué es eso?"
"La iglesia --respondí--, es una especie de Estado; la más mendaz, para ser exacto. ¡Pero cállate, perro hipócrita, que me consta que conoces como nadie tu propia laya!
El Estado es un perro hipócrita como tú; al igual de ti le gusta hablar con gran aparato de gritos y humo --para hacer creer, como tú, que habla desde el vientre de las cosas.
Pues está empeñado en ser tenido por el animal más importante sobre la tierra; y se lo tiene por tal, en efecto."
Cuando hube dicho esto, el perro de fuego se puso fuera de sí de envidia.
"¿Cómo? --grito-- ¿El animal más importante sobre la tierra? ¿Y se lo tiene por tal, en efecto?" --Y sus fauces despedían tanto vapor y voces pavorosas que me parecía que iba a reventar de rabia y envidia.
Al fin se serenó un poco, y cuando se hubo calmado del todo dije riendo:
"¡Te enojas, perro de fuego; luego he dado en el clavo respecto de ti!
Y para remachar el clavo, te voy hablar de otro perro de fuego que habla realmente desde el corazón de la tierra.
Su aliento trae oro y lluvia de oro; pues así es como siente. ¡Qué tiene que ver él con la ceniza y el humo y la ceniza caliente!
Cual nube de color se desprende de él la risa; ¡le repugna tu vomitar y salivar y escupir!
El oro y la risa los extrae del corazón de la tierra; pues has de saber que el corazón de la tierra es de oro."
Al oír esto el perro de fuego no soportó más mis palabras. Profiriendo un ¡guau!, ¡guau!, muy apocado, bajó a su cueva, el rabo entre las piernas."
Así conto Zaratustra. Pero sus discipulos apenas si le prestaban atención; ansiosos de hablarles de los marinos, los conejos y el hombre volador.
"¡Vamos! --exclamó Zaratustra, tras haber escuchado su relato--. ¿Acaso soy un fantasma?
Sería mi sombra, ya habéis oído hablar del caminante y su sombra, ¿No?
Lo cierto es que debo atarla corto, o si no, me arruina mi reputación --y volvió a sacudir la cabeza, sorprendido. ¡Vamos! --repitió-- ¡Vamos!.
¿Porqué gritó el fantasma: "¡A llegado la hora!"?
¿La hora de qué a llegado?"

Así habló Zaratustra.





Poeta Atilano:




Observo y viajo con sus últimas letras Zaratustra, tan cerca como usted a esa isla donde esta volcán y su mitico Perro de Fuego, aunque antes de ir a la isla me he cuestionado sobre ese modo de querer que dice hace el pueblo hacia usted, pero que al fín y al cabo es un querer de pueblo, como un modo de querer parecido al mío, que soy uno más del pueblo; pero eso de una parte de amor y otra parte de respeto inhibido, me hace suponer que cada quien del pueblo es un ser ordenado, casi sumiso, que se subyuga con facilidad hacia un poder superior, que puede detener a su antojo la propia marcha del pueblo... pero bueno son cosas del querer... así que los marineros le querían y de seguro pensaban que andaba con el diablo, hasta sus discipulos luego los afirmaron; y al tercer día ya le extrañaban y al quinto apareció, y más aún, apareció volando para llegar al volcán hacer coloquio con El Perro de Fuego... en esa parte me he preguntado como el buen Zaratustra no decidió venir caminando sobre las aguas para ir así, como hace sobre la pradera, con pies que llevan el diablo; del mismo modo hubiese sorprendido y alegrado a los marineros que ya cuestionaban de su no presencia por las Islas Felices; pero esa frase, la que ha dicho un fantasma mientras pasaba; "¡Ha llegado la hora!"; es la que me ha llamado la atención, pues hay muchas horas necesarias y que siempre llegan, pero lo dicha por él creo que solo apuntaba aquel coloquio que iniciaría con el Perro de Fuego, que luego serían dos Perros de Fuego, así como las enfermedades de "La Ligera", el humano y Perro de Fuego, que de un modo u otro este perro de fuego era el mismo humano, que censura hipocritamente a otro humano que forma ídolos para luego bajarlos, sin darse cuenta que lo único que hace es darle una luz desde la oscuridad de la censura; y los que realmente hacen que el mundo avance son aquellos que inventan un valor nuevo, que en contadas excepciones puede ser solo la revalorización de "La Ligera", silenciosa o estrepitosamente, aunque sí buen o mal Zaratustra, respetuosamente, aunque sin inhivición, sin decir en ello que sea con violencia, solo ponerse alas, como Zaratustra para volar... No alrededor de los inventores de estrépito nuevo, sino en torno de los inventores de valores nuevos gira el mundo, --silenciosamente.... Y tu segundo perro de fuego; es aquel que habita en el fondo de la tierra, o en el fondo de La Ligera, y que luego dices es todo de oro, y cuando ese oro es la energía que aún el humano no sabe manejar, al menos eso me has dado en pensar, y nos mantiene estable sobre esta Matria La Ligera; y este otro perro que se ha callado cuando le has dicho que el Estado es lo más importante, más aún que la Iglesia, se me hace a una clase ya pasada de historia, aunque ambos son parte de la enfermedad primera de La Ligera, pero sí yo soy humano, soy parte de la enfermedad, pero de quién? de La Ligera; pero yo naci de ella y en ella, como el primer y segundo perro de fuego, y ambos son uno cuando el ídolo es La Ligera, y la misión de los perros es mantenerla en equilibrio...
¿Porqué gritó el fantasma: "¡A llegado la hora!"?
¿La hora de qué a llegado?"
...
...






Te observo y leo con cuidado Zaratustra, pues perturbas mi alma;
Cómo es tu alma Zaratustra?
Rescato tus tantas aluciones de ella, pero me cuido un poco de la distancia que se forma entre la tuya y la mía...
Quizas un día te dialogue de ello...

...





¿A qué no recuerdas cuantas veces nombraste Alma, en Asi hablaba Zaratustra; rememorado Nietszche?














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