domingo, mayo 10

El Regalo de Mamá

El Regalo de Mamá

I

Había vivido muchas veces siendo un perfecto desconformista de él, no le había gustado nunca ni parte de sus modos y su historia; e inclusive alcanzó en un punto a negar hasta del rastro de si algo bueno o malo había sido, renegando de su sangre, sus ojos, sus manos y hasta de una buena o mala sonrisa; llegando a ser tan negativo que había conseguido deteriorar en resumen su propia vida; al no sentirse en un lugar oportuno, y hasta inclusive haber estado viviendo en un tiempo inoportuno...

De los tantos amigos y conocidos que tenía, que a la postre solo eran sus humanos paralelos, muchos habían notado aquel rasgo, pero habían guardado riguroso silencio y con el se marcharon, pensado luego para sí que se lo habían llevado adentro de sus propios egoísmos; tan grandes y buenos como los de él...

Por lo general siempre se la pasaba reclamando por ser un alguien sin recuerdos; sin recuerdos buenos, o buenos recuerdos, como lo quisiese enumerar, ya que cada cosa que había logrado sentir, eran una onza más de una bosta que en resumen hacía sentir era su vida...

Una vez a tal grado estaba en su deterioro, que renegaba de verse en un espejo; y sacando una humildad de no sé donde, (-pues aún sé, hasta negaba de ella pues lo hacia sentirse más desconforme-) fue y consultó a los maestros en el manejo del yo, y que en respuesta a sus preguntas solo le daban más razón de algo que sabía, y era que cada respuesta solamente había sido un eco en la voluntad de su propio sentir; y que esta era alejada algunos milímetros distantes del amor de su propio yo...

Aunque eso anterior; su amor y voluntad perdida, vivir sin voluntad; solo fue un preámbulo agónico de algo que ya era un pasado, pues ya había muerto y no estaba, por que había sido un algo similar al vivir en un deficiente del adolecer y que había llevado mucho tiempo para sí, como queriéndolo cargar en una pesadez de eternidad. Así es como recordaba de Fernando, que cuando la vio perdida se tiró a cruzar un puente, por una musa amada que se entrego a todos, menos a él. Y él, en algún entrecejo de honestidad y nunca interesado por ser eco promiscuo, tomó de esas galletas que limpian toda la flora intestinal y se vació de toda la fauna de monedas que hubiese traído en un bolsillo, para cruzar hacía un espacio donde llevarlas no tenía ningún valor...

Un día reclamándole a su madre, como su Karma viviente, y descargando su sin número de reproches; Ella le respondió con una sonrisa y le entrego una cajita diciéndole: _Toma esta cajita, y ábrela en tus silencios... Luego el aceptándola se fue con aquel presente; dejando a su madre en tranquilidad y quedándose ella sonriendo con un dejo irónico; que luego de pasar algunos minutos y entre abriendo la cajita comprendió él porqué...


II

... Sentado en una banca de un mirador que daba al río, lugar que no visitaba con frecuencia, revisó uno a uno algunas hojas corcheteadas que se encontraban en la cajita y que en suma, eran una pequeña obra literaria y que al leerlas fueron haciendo como de velorio en el desamor de su espíritu y que traía forma de enfermero, vestido de cuchillos corta gusanos que transitaron por una agobiada alma...

Un tibio sol ya entrando en la antesala de su mundo de ensueño le convidaba a recordar que era día de familias; así que en cada una de las de su espacio, recibirían saludos uno a uno, y una a una, parabienes, y muchos y muchos buenos deseos. Y al hacer ello, pensaba en lo que era una familia y reconocer el gran nexo que entre ellas había, debió afinar el punto de su orden, al ver el regalo que estaba en la cajita y que su mamá le había entregado.
Él, se sentía nuevamente parido, retenido y alimentado en un nuevo vientre, otro tiempo prudente y perfecto para madurar y renacer, recibió sus nuevos acomodos con sonrisas e imaginando que podía ver roja y pujando a su madre, para que él pudiese ver palpar la luz, y uno vestido de blanco lo recibiera y tolerara su llanto, más parecido a grito, que pareciese escucharse al dicho; _Ya estoy aquí...
Que primer regalo, que más grande y hermoso regalo reconocerse en aquel momento, hacerse poder ver y sentirse ser una parte más de ese conjunto de humanos que entre ellos forman un pequeño espacio universo llamado familia...

Ahora su mamá, la persona que siempre él criticaba y reprimía, era la guardiana del tesoro de la cueva de Ali Baba, aquel cuento de Las mil y una noches, con un tesoro que le tenía guardado en un pasar de tantos años, para sentir que si podía volver amar y reconocer que antes de enojarse consigo mismo el sabía querer, y más aún quererse él, a sus padres, su familia, sus amigos y todo su entorno.

Ese día su mamá le dio ese regalo, le devolvió este regalo; había salido por las calles leyendo alguna hojas manuscritas de un trabajo escolar, de esos de los ocho años, donde su tía Aurita, su maestra de primaria, lo comisionó para compilar y ordenar un trabajo de día de las madres, cosa que ya no recordaba, y este contenía un racimo de saludos para las mamás, que cada uno de sus compañeros escribiera como un poema, un cuento y hasta una pequeña obra teatral, todas y cada una a las mamás; y cómo eran como treinta y algo compañeros, mostraba en un todo el amor de cada uno por ella y en ellas sus respectivas familias...

Ahora estaba aquel legajo de recuerdos frente a sus ojos, los poemas y composiciones de todos sus compañeros, y esto más de treinta años después; en aquellas hojas volvían cada uno de ellos, y como un tiempo antes se entrenaban liando frases cortas y sencillas, armando sus estrofas de cuatro versos y dejando sin que se dieran cuenta sus inspiraciones subliminales entregadas a ellos...

Luego entre el silencio del mirador en que estaba observaba a sus compañeros, de como habían evolucionado y como en aquellos versos entregaron la sentencia de su vida futura, también recordaba a un olvidado filosofo, que escribió por ahí que uno puede escribir sobre un tema y que hay cincuenta maneras más para decir lo mismo, y ahí él y sus compañeros tenían un tema, y cincuenta maneras o poquitas menos para decirlo, donde para cada uno de ellos era una... La Madre; Mensajero Abnegado de la Familia del Buen Dios...


III

Si bien cuando el recorrió las hojas, el titulo que ellas llevaban era Madrecitas; y lo iniciaba una reflexión de MS Ramón Ángel Jara; que hacía hincapié en que ella tiene algo de dios, por lo inmenso de su amor y lo mucho de ángel, por la incansable solicitud de sus cuidados, y después de nombrar las tantas atenciones que por sus hijos hace, sin que le exijáis el nombre, en pago del suntuosos hospedaje recibido, ha dejado para quien lea el retrato de su madre; que en general era lo mismo que hacían él y sus compañeros al expresar sus poemas;

Jorge V. iniciaba el poemario;
Las bellas madres
en este día
solo merecen
mucha alegría...

Con los años Jorge aprendió a tocar guitarra, participó en muchos festivales y siempre estaba arriba del escenario, y haciendo eso, entregando mucha alegría...

Álvaro E. seguía;
Yo soy tu hijo
madre querida
el que te quiere
para toda la vida...

Álvaro abrazó las humanidades, aprendió el saber de mucha administración pública, consiguió trabajo en la Moneda y para todas las vidas...

Igor O. continuó:
¿Por qué lloras mamita?
¡Ha! de emoción
porque hoy te he dado
mi corazón...

Igor aprendió a dar su corazón con creces a todos ellos, siempre fue el mejor deportista y se tituló en pedagogo de deportes, se nutrió de emoción de los minutos de partido, y sí; él vio llorar a su mamá y con su corazón muchas veces reparó aquellas lágrimas...

Pablo G. seguía:
Madres del mundo
hermosas flores.
Dios nos ha dado
tantos amores...

Con los años Pablo se llenó de tantos amores y algo de su megalómano poema se volvió parlamentario; y alguna vez manda tarjetas a todas la Madres del mundo...

Oscar R. escribía una composición La Madre y La Niña, regalando el amor en la esperanza de la adopción, y de como en su pequeño cuento relata, a una dama solitaria que adopta una niña huérfana a la que nombra esperanza, criándola con tanto afecto y cariño que ella después cuando es madre se vuelve una madre ejemplar...

Jorge R. poetizó:
Mamita linda
hoy es tú día
besos y flores
mereces hoy día...

Jorge estudió comercio y luego a cargo de una gerencia de personal; en su trabajo, cada fin de mes, le entregaba a cada uno en el hoy es tu día lo que mereces hoy día...

Fernando S. redactó:
Mamita querida
tus dulces besos
son bendiciones
para mi vida...

Fernando se hizo topógrafo, he hizo ejemplo su poema, los dulces besos de su mamá fueron bendiciones para su vida...

Felipe C. le dijo:
Hoy es el día esperado
para entregarte mi amor
para decirte; te quiero
y es tuyo mi corazón...

Felipe era de familia militar y vivía en un regimiento, y en el rigor de la formación y vida de cuartel, siempre el Hoy es un día esperado...

Julio A. inspiró:
Está alegre
la madre mía,
porque ya sabe
que hoy es su día...

Julio era un niño elegante y algo obeso, y siempre andaba de buen humor, estaba alegre, de familia comerciante esta la posesión; la madre mía, y el verso de métrica creciendo es su subconsciente de ecuación acumulativa...

Jaime O.:
Dicen que la tierra
es muy pequeñita
donde hay muchas madrecitas
que cuidan a sus hijos
como si fueran florcitas...

Jaime había vivido en muchas partes y siempre con represas, aprendía con la naturaleza y era muy buen alumno, nunca supe que fue de él, pero seguramente debe seguir diciendo del decir de la Tierra, sus hijos y florcitas...


J. Ramón H. verseó:
Mamita mía
en este día
y en este abrazo
te doy mi vida...

No recordaba muy bien a J. Ramón, sabía de él que tenía relaciones con el país vecino, que era muy pacifico y perdió el rastro de sus huellas, aunque en su lectura, deseo profundamente que donde estuviese, anduviese de abrazos y entregando su vida por los demás como lo dejara testimoniado en aquel verso por su madre...

Julio B.:
Mamita linda,
mamita querida,
mamita buena,
¿qué más te digo?
si eres todo mi amor...

Julio había sido de aquellos amigos cómplices en pequeñas aventuras y había conocido muy bien a su mamá, una señora distinguida y elegante, quien tenía una tienda de ropa infantil, entonces Julio siempre fue recibido de sus atenciones en juguetes y prendas de vestir siempre nuevas y muy modernas, entonces su poema en el tópico del eterno agradecido era porque el amor entre ellos siempre fue realidad...

Patricio P. mostró:
Madre de mi amor
no sabes cuanto te quiero
con todo mí corazón...

Ella la madre de Patricio era un amor con todos, dama de la cruz roja que compartían sus notas del corazón a diario, y que demostraban siendo siempre gentiles y atentos en su hogar...

Pedro C. escribió:
Madrecita mía
madrecita adorada
te doy un abrazo
con todo mi amor...
No recordaba de Pedro, el olvido se lo había llevado y solo deseaba siguiera repartiendo sus abrazos con el mismo amor que se lo entregaba en aquel poema a su madre...

Franklin A. sentenció:
No dejaré que te ofendan
madre mía
porque para defenderte
está mi vida...

No sabía que había sido de Franklin, solo sí recordó que su padre era carabinero, y ese amor y escuela de familia quedo retratada a perfección en su compromiso de dar su protección permanente, porque para defenderte...

de Hugo Q. leía:
La madrecita esta afligida
porque su hijita
no esta dormida...

No supo de Hugo más, ya no lo recordaba, pero sintió un gran espíritu de compasión en sus versos, tanto como por él mismo y pensar en lo afligido que estuvieran en su propia familia, cuando él ya no dormía en paz, y guerreaba hasta con su propia sombra...

Fernando C. daba a luz los versos siguientes:
Mi madre querida
da paz y amor.
Ella es la reina
de mi corazón...

De Fernando se acordó era de padre militar y vivía en un regimiento ecuestre, y cada vez que tuvo oportunidad invito a todo los compañeros al cuartel, llevándolos en micro, haciéndolos jugar en un parque siempre verde, donde reinaba para sí junto a su madre, ese lugar que da paz y amor...

Francisco A. escribió:
Bendita sea mi madre,
bendito sea su amor.
Da consejos cada día
para que seamos mejor...

Francisco el más ordenado, siempre peinado, con su bolsón y cuadernos que eran una joya, imaginaba serían los consejos que le daba su mamá para que sea mejor...

Julio R. obsequió:
Mi querida mamacita
es dulzura del hogar.
Hoy mi amor y mi cariño
yo le quiero obsequiar...

Julio, extremadamente generoso, que en su generosidad inculcada, compartía sin trabas ni negruras la dulzura de su hogar, mamá y familia...

Eduardo M. compartió:
Ella es bondadosa,
ella es muy querida.
La mujer hermosa
que nos da la vida...

Ya pensaba mostraba Eduardo su rol descriptor, señalando la figura y forma de su madre, al iniciar sus versos con Ella es... que luego con los años vuelto arquitecto lo hacía con cada proyecto hermoso que visionaba y daba vida...

Oscar D. R.:
Es el día de mi madre
la más hermosa flor
que yo llevo en mi corazón...

Oscar mostrando su siempre alter ego, lo reconoció otra vez en sus versos, pero más que nada la razón que ellos llevaban impresamente...


Uno a uno pasaban las lecturas y el rastro de sus compañeros que habían dejado por su vida, reconocía sus historias y sus vivencias conjuntas, lamentaba algún mal recuerdo por alguien olvidado, pero reconocía que en cada uno de ellos, el hogar, la madre, la familia, generaban todas las instancias de futuro y carácter, y de como algún sencillo verso infantil así lo demostraba...

Pablo S. expresó:
Hoy le canto a mi madre
estos verso con amor
que salen
muy dentro de mi corazón...

Pablo S. siempre lo recordaba de bueno, como sus versos generosos a su madre que brotaban de su corazón...

Enrique A.:
Madre querida
hoy siento en mi corazón
la alegría más grande al
demostrarte mi amor...

Enrique lo recordaba de carácter y voluntad fuerte, expresivo del pan pan y vino vino, cosa que dejó en claridad al decir lo que en su verdad hoy el siente, y que su alegría más grande era demostrarle su amor a su Madre...

Víctor Hugo V.:
Feliz siempre yo quiero
verte madre mía
al recibir de tus hijos
siempre mucha alegría...

A Víctor Hugo no lo veía muy seguido, pero se encontraban siempre en la casualidad, y en ella el apreciaba en su recuerdo que siempre a su madre le entregó alegrías, por su carácter bueno cada vez que había que salir a trabajar...

Roberto G. manifestó:
Las madres siempre quieren
para sus hijos lo mejor
y trabajan para ellos
con verdadero amor...

Si bien a Roberto no lo veía de mucho tiempo, recordaba que cuando el escribió aquellos versos su padre ya no estaba con él y que se había marchado tras un accidente al reino del buen Dios, entonces su madre trabajaba el doble por él y sus hermanas, cosa que luego el había visto de él, cuando en un rol político había tomado un cargo de concejal y trabajaba por ellos con verdadero amor...

Juan Carlos I. expresaba:
Cuando terminan las clases
tu me vienes a buscar
para luego las tareas
empezarme a recordar...

Que mensaje más hermoso había dejado Juan Carlos, ese rol de madre, de Familia, de Escuela; ser la protección en el transito del vivir y recordando nuestros deberes, tanto con uno primero y luego extendido en la muestra del deber hecho a todos los demás...

...

Víctor Hugo M.:
Pajarito vuela y dile
con tu canto a mi mamá
que su hijo siempre siempre
por ella rogando está...

Víctor Hugo M., creció del brazo de su madre, recordaba que siempre ella estaba en la puerta del colegio esperándolo, y por ser él un niño delicado y dulce como su poema, muchas veces cuando se cruza con él, se le da por pensar que siempre siempre por ella rogando está...

Erico S.:
Todas las madres del mundo
sin diferencia ninguna
por sus hijos se desvelan
cuidándolos desde la cuna...
Como Erico era hermano de Pablo y compartían la misma sala, compañeros y profesor, pensaba en el gran afecto que mostraba por su madre y hermano; al señalar la no diferencia en el amor familiar, y que este viene desde la cuna y de mucho reconocía para sí también...

Lindor O.:
Del hogar eres dulzura
eres paz y el amor
y también eres la reina
de cada infantil corazón...

No supo de Lindor, casi no lo recordaba; pero el poema de él, le recordó que de siempre el había sentido en su madre lo que Lindor dejo retratado en su poema; eres la paz y el amor de cada infantil corazón...

Javier F.:
Trabajando siempre está
la querida madre mía
para darle a sus hijos
felicidad y alegría...

De Javier sabía que estaba trabajando y bien, que en el ejemplo de ella mostrado en su poema, él lo hizo para sí, para darle a sus propios hijos, felicidad y alegría...

Jorge R. escribió:
En el día de la Madre
yo te doy mi corazón
recíbelo con cariño
que ahí va todo mi amor...

De Jorge no sabía mucho, pero si sabía y él le recordó que cada uno entregaba su corazón con todo el amor, y que cuando éste no se recibe a plenitud se resiente en alguna pequeña manera, y en él muchas veces fue la causa más intima de sus conflictos...

Ariel M. manifestó:
Madrecita, madrecita
yo te doy toda mi vida
para tu hijo siempre, siempre
serás la preferida...

Ariel era un deportista, siempre sonriente, lo recordaba feliz, y pensaba como él en cuatro versos entregaba a todas las nueras de los más últimos futuros el rol que siempre tendrá cada Madre a su hijo, y que ella es la dirección, y hacia donde ella nos lleva, para allá vamos, siempre y cuando la instrucción del padre sea un acuerdo entre ambos esposos que llenan la base la familia...

Cuando ya había leído todos los versos buscó el suyo, lo leyó una y otra y vez y era el simple ejemplo de sus tantos pasos, y mientras lo hacía mantenía en firme su promesa, pues su verso, su poema era una promesa a su Madre y que ya la había roto muchas veces, y en las tantas la volvía a rearmar, y por la sumisión y el deber de cumplirla y corresponder al amor que ella le daba, siempre su esfuerzo era dado en ser siempre mejor...

Aunque de sus tantos amigos y compañeros, había una composición de Juan Luís V., que a los tantos años supo era adoptado y él y su madre hoy eran fallecidos, pero entre ambos existió tal diafanía y amor universal que en su composición dejada a la pequeña revista que tenía entre sus manos, leyó su texto y con voz más alta al horizonte de aquel mirador; dejadas al silencio de la voces finales, esa que se lleva el viento y escucha solo Dios, como las letras de Juan Luís; “Yo te quiero mucho madrecita y también a todas las madres del mundo porque ellas se parecen mucho a Dios, porque nos cuidan y quieren igual que Él..”. y se parecían tantos a las palabras MS que de seguro Juan Luís a la hora de la lección estaba más atento que nunca; como aquel corazón triste y solitario de quien pudo curar sus penas al amparo de un último regalo de mamá y las letras unidas de una vida ya pasada...

FIN

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