viernes, noviembre 10

Orejas Rojas


Orejas Rojas

I

no todos los días
pueden ser iguales...
salir siempre el sol
o tener siempre la razón,
por más que
quisiesemos sea así...

hay momentos,
en que sumar seis
puede ser muy dificil;
o siete,
o cien...
quizas
solo una era suficiente
y en ella la base
de infinitos cromososmas...


II

hay ratitos
en que la soberbia
es como anteojos oscuros,
creemos nos ayudan
para alejar conjuntivitis nocivas,
pero solo ensombrecen algo
que mal llamamos libertad...


III

la luna creciente
que solo muere en un muro
dando poquita sombra,
pero la suficiente
para mostrar un caracter
de falso orgullo,
que sin mostrar su trasfondo
era un sendero de lamentos,
en la fe ciega.
siendo la verdad en el espejo,
de la estupidez de ave
para la cazuela de las fornicaciones,
pero en la esperanza de algo eterno,
quedando solo pasos al precipicio,
pues su fundamento
era la avaricia del ego
y más aun ser reflejo
de irresponsabilidades,
que cada uno sabia que es
y camuflaba en una huella de estrellas,
que se volvian enanas negras,
guardando su energia
hacia sus propios interiores,
para volver renacidas
en su proxima dimensión...


IV

creencia era como vanidad
de sentirse autonomo en su confianza,
sin dejar los deberes
al supraeterno,
pues la celula joven
poco sabia de la sapiencia
acumulada en los senderos de arrugas
de quien espera lo que sabe,
que solo se parece al mito
de sí mismo,
que varia
en cada salto de eones,
medida precisa
de los calculos perfectos
de cada vuelta eterna,
de ese etereo contar;
desde una primera estrella
que salia a la misma hora
y en el mismo lugar:
como ese farol primero
que choco al día de cruzarse
para sentir el renacimiento,
que se volvieron lamidos
hasta que la sutura
seguia resurciendo un yo;
para crecer sobre su propio vientre
sin dejar semillas maduras,
sino los banales contorcionismos;
ideando luego, su formula de números
que copiaba del analfabeto de dios,
porque ya estaba lleno de sermones
que solo los habia visto ilusiones,
cuando se convencio
que la eternidad
no era lejana,
sino era la sumatoria
de sus exitos
o cuasiexitos
por la tierra...


V

mis juegos florales
era la soberbia
de creer que sabía,
y simplemente
era el arlequin de una princesa
que amaba en sus silencios
dejando cosas
para que un contorcionista del circo
siguiera envolviendose en sus patas
y el señor corales
aplaudiera a su artista,
olvidando que el público observaba
cada acto en las tres pistas,
guardando cada vez sus silencios
como egoistas ávidos
que ya tenian la carpa llena,
y abrian una ventana en su techo
para ver un satelite en el cielo
colgandose tan lento en sus miradas
que olvidando el espectaculo
ya solo,
querian cambiar de función...


VI

mi santo de yokey
con mi santa de boina
orientaban mi andar
y buscaba en sus señales
las pistas para romper la inercia
y caer en caida libre
como manzana madura
que ya cargadita de sabidurias
queria volver a la tierra
con su dulzura y frescor
para dar algo
de lo ya revisado,
con las infinitas microraicillas
del árbol que lo paría....


VII

mi unica ofensa
era amar intensamente
y en ese amor
la valentia necesaria
de creer en lo imposible,
que solo seria posible
si el amor representado,
no seria solo,
la obseción de poseer...


VIII

el yugo de mis virtudes
tenía una coyunda.
se llamaba: amor...

la unica virtud,
que realmente tenía.
era que decia cosas,
para que me empezaran a odiar o amar...

entre el amor y el odio,
habia un solo paso.
se llamaba: insatisfacción...

si algo había, que podía
romper la insatisfacción;
era para muchos democracia,
para otro, tomar cada nube del cielo,
y para mí;
era solo ser fiel al amor...


IX

Aquella corriente telurica
que nos unía.
cada vez que se mostraba
con su energía;
siempre me dejaba
un pequeño dejo de tristeza...

sería tal vez,
que esa corriente era tan nuestra
y nosotros solo estabamos
en cada extremo de ella,
y debía conformarme luego
con aceptar su presencia,
y abrazar en soledad
los residuos que me entregaba...


X

La resaca de mi pereza
agobiaba la razón,
cuando intentaba liar un pensamiento
y lo unico que atinaba
era a bostezar...


XI

si algo a quedado
de tanta letra impresa,
es un deseo de buen dormir;
pero más que nada,
recordar menos angustiado
su nombre;
al despertar...


ATILANO

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